"Para ti, que llegaste de repente y cambiaste el argumento de esta historia y el de mi vida."

jueves


Todo empieza en el silencio. El origen de todo está en el silencio. En ese momento en el que no escuchas más que tu respiración, más que el latido de tu corazón, el temblor de tus manos. El silencio es el comienzo de todo.

Al silencio le sigue un movimiento, un pequeño y mínimo movimiento. Un gesto, un roce, una caricia, un parpadeo, un susurro… Un detalle que, al cabo del tiempo, sólo tú recuerdas.

Tras ese primero movimiento, viene la expresión. Llega la sonrisa. La sonrisa de una persona. La sonrisa de esa persona. La sonrisa de una persona es su firma, es su sello, es su identidad. La sonrisa de una persona nunca cambia. A veces es una sonrisa feliz, otras una sonrisa de resignación, otras una sonrisa de fingir. Pero esa sonrisa, es la firma de que una persona será siempre ella misma.

Tras la sonrisa, llegan las palabras. Nunca son las mismas. Van desde un saludo hasta un nombre. Y siempre acompañadas de un contacto. Un apretón de manos. Un rápido abrazo. Un par de besos en la mejilla. Empieza el peligro.

Después del silencio, después del movimiento, y después de la sonrisa, ya lo sabes. Quizás no estás seguro. Quizás lo estás. Quizás lo sientes. Quizás lo empiezas a sentir. Pero, en ese silencio, en ese movimiento, en esa sonrisa, está el origen. En todo esto está el origen del primer amor.