"Para ti, que llegaste de repente y cambiaste el argumento de esta historia y el de mi vida."

lunes


Había olvidado que ni la distancia ni el tiempo hacen el olvido. Lo había olvidado, al igual que creí haber olvidado tu nombre, tu cara, tus ojos, tu voz… Pero no había olvidado ningún detalle.

Llevaba toda la noche con una sensación rara, como sabiendo que algo iba a pasar. Y pasó, claro que pasó.

Eran las dos y media, y el alcohol, el calor de las hogueras y el cansancio estaban empezando a hacer mella en mi. Por un momento giré la cabeza y allí estaba de él. Después de tres años, seguía igual que siempre. Con aquellos rizos trigueños, aquella sonrisa tímida, y aquellos ojos azules que tanto echaba de menos. Mis labios formaron su nombre, pero de mi boca no salió ningún sonido. Agaché la cabeza para que no me viera, pero alguien a mi lado le llamó. Dio medio vuelta y me miró. Pero aquel no era el reencuentro que yo esperaba.

Ni un hola, ni un abrazo, ni un “cuanto tiempo”. Nada. Sólo indiferencia, recuerdos, ninguna señal de que se acordase ni de cómo me llamaba. Y una vez más, después de tres años, y de prometerme a mi misma que no volvería a hacerlo, oí como mi corazón se volvía a romper en mil pedazos, como aquella barrera que yo había creido construir se derrumbaba, y como, una vez más, lo único que quería era que me volviese a mirar a los ojos y a dedicarme una de sus sonrisas.

Pero no fue así, sólo se quedó allí plantado, hablando como si yo fuera un simple objeto decorativo, una persona más, a la que el no conocía. Invisible para él, como siempre lo había sido.

Y así me quedé, escuchando su voz en silencio, sin atreverme a levantar la mirada, sin atreverme a enfrentarme a él, sin tener la valentía de, después de tanto tiempo, ser capaz de olvidarle.

domingo


¿Cuántas veces has querido capturar un momento? ¿Cuántas veces has imaginado que, mientras aquello sucedía, sonaba una canción de fondo? ¿Cuántas veces has creído ser la protagonista de la historia de amor más preciosa jamás contada?

Supongo que lo has imaginado tantas veces como yo. Tantas veces que no te llegan las manos para contar los momentos, tantas veces que te sobran recuerdos en la cabeza, tantas veces que, por cada una que la recuerdas, se te cae un pedazo de aquel corazón que intentaste recomponer. Si has deseado tanto como yo detener ese momentos en el que no existe nada más, que no hay nada alrededor, que nadie puede interrumpirte, que nadie puedo pararlo, y que nunca acabará… Entonces entenderás perfectamente cuanto duele recordar ese momento. Cuanto duele saber que se acabó, que duró apenas un segundo, que el mundo no se detuvo, que ninguna canción sonaba, que a nadie le importaba salvo a ti.

Si entiendes esto tan bien como yo, es que has querido a alguien tan fuerte que  te has olvidado de querer al resto, tan fuerte que te has olvidado de ti misma, tan fuerte que te ha cegado ese sentimiento. Y tan fuerte que, pase el tiempo que pase, seguirás guardando ese segundo.